domingo, 22 de abril de 2012

Adam Zagajewski


Mirlo

Se sentó un mirlo en la antena de TV,
cantaba una dulce canción de jazz.
¿A quién dices adiós? ¿Qué lloras? Pregunté.
A los que ya no están, contestó el mirlo,
me despido del día (de sus ojos y párpados),
lloro a una chica que ha vivido en Tracia,
no la pudiste conocer.
Me apena el mimbre que mata la escarcha,
lloro porque todo perece y cambia
y regresa, pero nunca es igual.
En mi pequeña garganta apenas cabe
tristeza y desconsuelo, alegría y orgullo,
por esta radical metamorfosis.
Veo avanzar la comitiva fúnebre,
allí, igual cada día, al filo del horizonte.
Van todos, los observo y me despido.
Veo sables, sombreros, pañuelos, pies descalzos,
cañones, sangre y tinta. Avanzan lentos,
desaparecen en la niebla de la orilla, por la derecha.
De ellos, de ti y de la luz me despido,
y saludo a la noche, porque a la noche sirvo,
a las negras sedas, a las negras fuerzas.


              del libro Tierra del Fuego

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