miércoles, 24 de agosto de 2016

San Juan de la Cruz


Coplas del alma que pena por ver a Dios


    Vivo sin vivir en mí,
Y de tal manera espero,
Que muero porque no muero.

   En mí yo no vivo yo,
Y sin Dios vivir no puedo;
Pues sin Él y sin mí quedo,
Este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
Pues mi misma vida espero,
Muriendo porque no muero.

   Esta vida que yo vivo
Es privación de vivir;
Y así, es continuo morir
Hasta que viva contigo;
Oye, mi Dios, lo que digo,
Que esta vida no la quiero;
Que muero porque no muero.

   Estando ausente de Ti,
¿Qué vida puedo tener,
Sino muerte padecer,
La mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
Pues de suerte persevero,
Que muero porque no muero.

   El pez que del agua sale,
Aun de alivio no carece,
Que la muerte que padece,
Al fin la muerte le vale;
¿Qué muerte habrá que se iguale
A mi vivir lastimero,
Pues si más vivo más muero?

   Cuando me pienso aliviar
 De verte en el Sacramento,
Háceme más sentimiento
El no poderte gozar;
Todo es para más penar,
Por no verte como quiero,
Que muero porque no muero.

   Y si me gozo, Señor,
Con esperanza de verte,
En ver que puedo perderte
Se me dobla mi dolor;
Viviendo en tanto pavor,
Y esperando como espero,
Muérome porque no muero.

   Sácame de aquesta muerte,
Mi Dios, y dame la vida;
No me tengas impedida
En este lazo tan fuerte;
Mira que peno de verte,
Y mi mal es tan entero,
Que me muero porque no muero.

   Lloraré mi muerte ya,
Y lamentaré mi vida
En tanto que detenida
Por mis pecados está.
¡Oh mi Dios! ¿Cuándo será?
Cuando yo diga de vero:
Vivo ya porque no muero.





Coplas Sobre un Éxtasis de Alta Contemplación


   Entréme donde no supe,
Y quedéme no sabiendo,
Toda ciencia trascendiendo.

   Yo no supe dónde entraba,
Porque, cuando allí me vi,
Sin saber dónde me estaba,
Grandes cosas entendí;
No diré lo que sentí,
Que me quedé no sabiendo,
Toda ciencia trascendiendo.

   De paz y de piedad
Era la ciencia perfecta,
En profunda soledad,
Entendida vía recta;
Era cosa tan secreta,
Que me quedé balbuciendo,
Toda ciencia trascendiendo.

   Estaba tan embebido,
Tan absorto y ajenado,
Que se quedó mi sentido
De todo sentir privado;
Y el espíritu dotado
De un entender no entendiendo,
Toda ciencia trascendiendo.

   El que allí llega de vero,
De sí mismo desfallece,
Cuanto sabía primero
Mucho bajo le parece;
Y su ciencia tanto crece,
Que se queda no sabiendo,
Toda ciencia trascendiendo.

   Cuanto más alto se sube,
Tanto menos entendía
Qué es la tenebrosa nube
Que a la noche esclarecía;
Por eso quien la sabía
Queda siempre no sabiendo,
Toda ciencia trascendiendo.

   Este saber no sabiendo
Es de tan alto poder,
Que los sabios arguyendo
Jamás la pueden vencer;
Que no llega su saber
A no entender entendiendo,
Toda ciencia trascendiendo.

   Y es de tan alta excelencia
Aqueste sumo saber,
Que no hay facultad ni ciencia
Que le puedan emprender;
Quien se supiere vencer
Con un no saber sabiendo,
Irá siempre trascendiendo.

   Y si lo queréis oír,
Consiste esta suma ciencia
En un subido sentir
De la divina Esencia;
Es obra de su clemencia
Hacer quedan no entendiendo,
Toda ciencia trascendiendo.





Glosa a lo Divino


   Sin arrimo y con arrimo,
Sin luz y a obscuras viviendo,
Todo me voy consumiendo.

   Mi alma está desasida
De toda cosa criada,
Y sobre sí levantada,
Y en una sabrosa vida,
Sólo en su Dios arrimada;
Por eso ya se dirá
La cosa que más estimo,
Que mi alma se ve ya
Sin arrimo y con arrimo.

   Y aunque tinieblas padezco
En esta vida mortal,
No es tan crecido mi mal,
Porque, si de luz carezco,
Tengo vida celestial;
Porque el amor de tal vida,
Cuando más ciego va siendo,
Que tiene el alma rendida,
Sin luz y a obscuras viviendo.

   Hace tal obra el amor,
Después que le conocí,
Que si hay bien o mal en mí,
Todo lo hace de un sabor,
Y al alma transforma en sí;
Y así, en su llama sabrosa,
La cual en mí estoy sintiendo,
Apriesa, sin quedar cosa,
Todo me voy consumiendo.


S. Juan de la Cruz, "Cántico espiritual y otros poemas", Buenos Aires, Ediciones del Mediodía, 1969.




No hay comentarios:

Publicar un comentario