V
Músculo de la flor que, en la mañana
del prado, de la anémona, sereno,
al resplandor polífono que mana
del cielo restallante abres el seno;
músculo del regazo ilimitado,
tan tenso en la callada flor-estrella,
a veces de abundancia tan cargado
que ni la tregua del ocaso sella
los labios de sus pétalos profundos
cerrando sus orillas distendidas:
¡Tú, fuerza y decisión de tantos mundos!
Nosotros, más violentos, duraremos.
Pero ¿cuándo, en qué vidas
seremos
por fin receptores y abiertos?
XII
Quiere la transformación. Sé entusiasta
de la llama,
una cosa se te escapa que en el cambio
se adivina;
el espíritu que ordena lo terreno sólo
ama
ese punto en el que su ímpetu la figura
al fin se inclina.
Lo que se cierra en lo inmóvil, es lo
endurecido;
¿cree estar a salvo acaso del gris insignificante?
Espera: algo más duro nos advierte desde
lejos la dureza,
y está, ay, ya el martillo levantado.
Reconoce el conocer lo que brota como
fuente
y lo lleva como en éxtasis por la
creación serena,
que en su inicio tiene fin y en su ocaso
nacimiento.
De un desgarro es hijo o nieto todo
espacio complaciente
que ellos cruzan con asombro. Y, sintiéndose
laurel,
quiere Daphne, transformada, verte
convertido en viento.
XIII
Adelanta tu adiós, y así como el
invierno
se va, que quede atrás del mismo modo.
Porque entre los inviernos hay uno tan
eterno que,
si lo atraviesas tu corazón al fin
resistirá.
Muere siempre en Eurídice —, y asciende
por el canto,
álzate, celebrando, a la percepción
pura.
Aquí, entre los efímeros de este reino
en quebranto,
sé el vaso de cristal que al vibrar se
fractura.
Y a la par que del no ser tienes
conocimiento,
de tu vibración íntima conoce el
fundamento,
y en todo realizado, por una vez,
culmina.
Al acervo agotado, secreto o inaudible
de la naturaleza, a esa suma indecible
añádete gozoso y el número aniquila.
Rainer María Rilke, Sonetos a Orfeo, Segunda Parte,
Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2011
Traducción original: Antonio Romero Márquez - Adaptación: Daniela Campanelli
Selección: Carolina Massola
No hay comentarios:
Publicar un comentario