Laura Chalar y estos textos, nutridos de todos los ingredientes literarios que un buen lector espera, se merecen ser difundidos y compartidos. El recorrido me resultó onírico, cada texto, un nuevo espacio labrado con la laboriosa palabra que Chalar ha sabido brindarnos. No he encontrado repeticiones, sino distintos y maravillosos escenarios a cada paso. Logrando una tensión perfecta entre cada uno, tensión que me invitaba cada nueva vez a leerlo sin permitirme jamás imaginar un desenlace. ¿Qué más puedo esperar como lectora?
Celebración que culmino compartiendo un texto del libro, a modo de invitación para que sigan leyendo…
Offendicula
Yo confieso haber rodeado el pensamiento de puntas de hierro y alambre de púa y pedacitos de vidrio, disuasor de ideas delincuentes, mantenedor a raya de todo el que quisiera llevarse algo de mí. Sonrisa o buen deseo, no importa. Propiedad Privada. Out. Prohibida la entrada a vendedores ambulantes. Ordeno estar sola. Trespassers Will Be Prosecuted. Yo confieso, en paz quería estar. Discutan hasta desangrarse la validez del alambre de púa, trozos de vidrio y picas de hierro. ¿Delinque, pues, aquel que? Sé que estar sola es legítimo deseo. Igual que morir, aunque a nadie dejen.
Atrincherada allá arriba. Inexpugnable, yo. Feliz que no venías, que no venía nadie. Quién querrá cortes, pedazos de botella, el estigma de púa en el costado. Atrincherada, nunca haber imaginado de dónde llegarías, desde adentro mismo, tu nombre saltando al cuello desde un libro que no escribiste ni habla de ti pero ahí está y te nombra, ahí nombre y apellido riéndose de mí desde la página, diciendo que la pobre parafernalia homicida ha sido inútil, estás de vuelta. De vuelta para quedarte, como se dice en inglés, y mías han de ser –una vez más– todas las heridas.
Fedro, Carlos Calvo 578, San Telmo
El globo rojo, Medrano 709, Villa Crespo
El rayo rojo, Galería Bond Street, Santa Fe 1670
El enebro, Juan Segundo Fernández 1247/51, Local B6, Lomas de San Isidro
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